10.23.2011

Around the refugees - Dolo Ado - Etiopia


Os dejo aqui el relato de una colega doctora-pediatra espanola...que escribe mejor que yo y con quien comparto las mismas sensaciones del siguiente relato de abajo...

Un dia de estos pegare mis propias emociones..pero son tantas y me cuesta expresarlas...me cuesta escaparme de la tormenta del trabajo, obstaculos de todo tipos a los cuales me confronto con todo mi corazon cada dia...me cuesta reflexionar y analizar mis 7 primeras semanas...me adapto, y me adapto muy bien....le tengo carino a los somalis y a la vida de esas mujeres, fuertes, tan fuertes, a esos ninos tan guapos, tan sonrientes, tan acogedores y tan flacos....tengo enojos, tengo criticas, guardo en mi memoria cosas que no me pegan dentro del mundillo de las ONG de emergencia, de este sistema .....pero analizare todo lo vivido a mi vuelta en europa..de momento, vivo cada instante y crezco al lado de estas mujeres, de sus cantes y de su fe.


AROUND THE FOOD

Ruth

15/10/11

Como ahora mi vida es en inglés empiezo a pensar en títulos en inglés, a lo mejor me va a pasar de una vez por todas eso de cuando empiezas a pensar en otro idioma. Este viene a decir algo así como que todo en este campo gira en torno a la comida (y enlaza con la historia de “NÚMEROS Y COLORES” que como es del primer día que fui al campo os pongo aquí también:

Entre todas las cosas que me podían haber llamado hoy la atención, de todos los miedos que tenía sobre lo que me iba a encontrar allí, lo que más de lo que más me llamó la atención fue la manera en que tratamos a los humanos que allí viven y como la gente debe sentirse, después de dejar su casa y andar cientos de kilómetros en busca de algo mejor. Llama la atención el sistema de clasificación que me recuerda al libro que al final me leí de mi profe de Antropología, el del genocidio, En el corazón de la zona gris (había un capítulo que se llamaba números y símbolos o algo así, hacía referencia al estatus que alcanzaba cada uno dentro del campo de concentración en función de cómo fuera clasificado en base a estos números y colores, presos comunes, presos políticos, judíos, homosexuales..), esto es exactamente lo mismo pero clasificando a la gente en función de su estado nutricional y de la cantidad de comida que pueden recibir por ello. Primero se clasifica a la gente con su número de refugiado en el campo, este número sin embargo no va tatuado en su cuerpo sino que tienen a bien darlo en una tarjeta con la foto de toda la familia. Después a la gente se le pone un brazalete en función de su estado nutricional: bien el amarillo, el de WFP (programa mundial de alimentos), que da derecho a una ración general de refugiado; si eres una mujer embarazada o lactante, el azul, si eres un niño menor de 5 años con malnutrición moderada el verde, si eres un niño con malnutrición severa es rosa… y así sucesivamente. Ocurre que la gente se cambia los colores, se saca los brazaletes, los pierde, los vende y entonces es el caos. Me pregunto cuánto tiempo estará esta gente aquí y por cuánto tiempo tendrán acceso a la comida con este sistema que se ha montado. Aunque estemos intentando hacerlo lo mejor posible es denigrante. Es denigrante como la gente, personas como nosotras, tienen que circular por un redil para tener acceso a una papilla asquerosa de cereal con aceite y azúcar. Es denigrante que una mujer, con lo que lleva ser mujer en este contexto tenga que esperar 3 horas una cola para que le den unos paquetes de Plumpy para su niño malnutrido. Es denigrante que uno no tenga dentro del campo acceso a agua segura. Es denigrante que el refugio siempre se dé en estas condiciones, SIN nada, en el medio del puto desierto y sin posibilidades de sacar nada de ningún sitio.

El de hoy ha sido un día intenso sobre todo por esto que os cuento, me he quedado bastante sobrecogida al ver las distribuciones generales, es increíble como a uno le pone los pelos de punta lo que no está acostumbrado a ver y a digerir. Resulta que ver a un montón de niños malnutridos esperando colas infinitas para ser atendidos no me horroriza pero ver miles de personas dando vueltas y penando, buscando el siguiente punto de distribución me pareció asombroso. Y de nuevo me acordé del libro de Auschwitz. Era como un mercado enorme de venta al por mayor, colas de gente para recoger los distintos productos de la distribución general: sacos de trigo, arroz, harinas, aceite, azúcar (y poco más), todo en su correspondiente cola y en su correspondiente bolsa de plástico (es impresionante como generamos residuos y como se cambia en poco tiempo el espacio sobre el que se habita). Una mujer sentada sobre dos o tres sacos y rodeada de su latita de aceite de USAID (from american people, como dice debajo), de otras dos o tres cosas, como guardando su tesoro que probablemente le habrá costado horas conseguir. Una montaña de garrafas de plástico azul que serán distribuidas posteriormente para que la gente vaya a recoger a los puntos de agua los menos de 10 litros

por persona y día que le corresponden. Montañas de harina. Sacos, donkeys car (carritos tirados por burros) transportando cosas.

Es día de llegada de nuevos refugiados a Hillaweyn (unos 2000), y con este grupo yo creo que la capacidad del campo, ya sobrepasada hace días se completa. Aun no sabemos nada sobre la apertura del nuevo campo ni si trabajaremos en él (aún nos quedan muchas cosas por mejorar de todos los programas que tenemos en curso en este campo). La llegada de nuevos refugiados unida a la distribución general hace del centro de llegadas y la administración la plaza central de Hillaweyn, mucho más concurrida que el mercado que desde hace tiempo ocupa una zona del campo cerca de nuestro nuevo centro de SFP que se abrirá la semana que viene (imsalah).

Uno de nuestros equipos está en medio de esta plaza humana y de comida haciendo un nuevo screening a los niños que llegan del transit centre. Aunque teóricamente los refugiados no deben pasar allí más de tres días hasta su reubicación en el campo algunos están hasta 8 días, unos 15 días al principio. Ya en el centro de recepción y en el transit centre hay centros de MSF que en teoría hacen screening nutricional a las nuevas llegadas y reciben a los más enfermos (malnutridos o no) después del largo viaje. Aún así cuando miras esta nueva cola solo ves niños tosiendo y masticando su BP-5 (unas galletas energéticas de esas que comen los militares) que les han dado al llegar. Y en el rato que estoy se nos cuela un malnutrido severo que sonríe de oreja a oreja ofreciéndonos lo único que tiene en su cara, dientes y orejas.

La primera lluvia cayó el día que yo llegué, pero cuatro gotas, desde hace tres días ha empezado de verdad la temporada de lluvias, el cielo está nublado, caen chaparrones, todo se está poniendo verde (en 3 días es increíble como el paisaje ha cambiado de rojo y seco a rojo y verde, precioso) y ha dejado de hacer calor. Parece que la temporada dura dos meses, Octubre y Noviembre pero imagino que no a este ritmo y tampoco sé si será completa o no dado que hace tanto tiempo que no llueve (la temporada pasada no llovió nada de nada, por eso estamos todos aquí ahora). Porque encima cuando llueve lo hace a mala leche, esta mañana se nos inundó uno de los centros, un río entero pasaba desde la puerta principal hasta la salida, al menos fue a las 13 horas cuando ya casi no había gente, lo que dificulta aún más el trabajo de cada día. En los otros centros no lo sé porque como no estaba allí no pude verlo. La lluvia, un montón de litros por minutos, ha dejado atrás todo salpicado de grandes charcos (en los que veo gente y niños llenando botellas de agua que espero por el amor de dios que no se beban), tiendas inundadas, dificultad de acceso a los pocos lugares a los que se puede acceder. Esto complica aún más, al menos por hoy, las duras condiciones de vida a las que se enfrenta esta gente. En este momento se ven mujeres sacando agua de las tiendas y hombres echando tierra sobre los charcos. El camino de vuelta a casa estaba complicado, a ratos el Sahel parecía una balsa de agua que reflejaba la luz del sol (aunque no había mucho sol), el rojo de la arena, el agua, el verde saliendo a la velocidad del rayo, desde este punto de vista ha sido bonito el viaje de vuelta, desde el punto de vista de quedarnos tiradas a la mínima de cambio no hacía mucha gracia. . Con todo, estas lluvias imagino que traen la esperanza para muchos de los que están por aquí, espero y deseo que con ellas disminuya el número de gente que hasta aquí llega y que muchos de los que están puedan volver a casa y no se convierta esto en el campamento infinito en el que se está convirtiendo Dadaabab o en el que ya es desde hace tiempo Tindouf

En el camino de vuelta, mientras ves todas estas cosas increíbles, además de vacas y cabras malnutridas, pastores… piensas en lo malo que te podría pasar por estar aquí, máxime cuando ayer tuvimos noticia de que dos mujeres de MSF han sido secuestradas en Daadab, Kenia, que han matado al chófer que iba con ellas y que aún no se sabe de su paradero pero todos

imaginamos cual es. Y lo piensas en el camino de vuelta porque es cuando estás más abandonado a tu suerte o cuando la probabilidad de que te pase algo aumenta exponencialmente, desde un accidente de coche (véase el incidente del otro día con el personal local) hasta el secuestro. Y entonces lo dejas de pensar, y luego cuando estás en la cola del centro nutricional viendo un poco a la gente, como funciona el personal que en el trabaja, y ves a todas esas mujeres esperando pacientemente con sus hijos por recibir un poco de comida y piensas lo durísimo que tiene que ser ser mujer en un contexto como este (os puedo hacer un resumen otro día si queréis), o te ríes haciendo cosquillas a uno de los niños que espera en la cola, que se ríe a carcajada limpia con una risa que te llena de energía de los pies a la cabeza, entonces en ese momento piensas, pues debe ser por esto por lo que me quedo, para que este niño (el HIL/SFP1/2234) y otros como él tengan su oportunidad de reírse y no la pierdan por culpa del hambre.